“La abertura del futuro exige el viaje al pasado, para recuperar la fuerza y revelar las huellas de los futuros reprimidos (presentes en el presente como inconsciente)”
Jesús Ibáñez

ECO es una organización de profesionales de las ciencias sociales, la educación y las comunicaciones que nació como un Centro de Cultura Popular, «institución de apoyo» al movimiento popular, en 1980.  En medio de una sociedad altamente reprimida, y después de 6 años de recurrir a los aleros eclesiásticos para desarrollar trabajo social junto al pueblo perseguido, algunos profesionales y dirigentes sociales toman la iniciativa de abrir espacios propios, más autónomos.

Quienes fundaron ECO compartían una visión crítica de los efectos del régimen militar sobre los sectores populares, provocados por la represión política y los cambios en el modelo de desarrollo. Valoraban, asimismo, los esfuerzos de auto-organización que se generaban en el pueblo, especialmente en el ámbito poblacional, así como la acción de diversos agentes que colaboraban en estos esfuerzos: la Iglesia Católica, los partidos políticos de base popular, y profesionales e instituciones independientes.

Algun@s de este grupo registraban pertenencias partidarias en lo que se denominó La Nueva Izquierda (MIR, MAPU, Izquierda Cristiana) y se definían como cristianos de izquierda. Ello facilitó que el trabajo de base se articulara con agentes pastorales identificados con el pueblo: sacerdotes, religiosos, religiosas, laicos funcionarios de aparatos eclesiásticos, vicarías zonales, y dirigentes de comunidades populares. Tod@s l@s miembros de ECO, de diverso modo, ejercían tareas de “intervención social” aunque muy poc@s aceptaran identificarse como “interventores sociales”. Por debajo se perfilaba una frágil utopía de construcción de un polo de “iglesia popular”. Esto explicaba la presencia de esta área de trabajo desde los inicios del proyecto institucional.

ECO apostaba a la rearticulación de un movimiento popular pre existente, arrasado y  fragmentado por la dictadura. Esta apuesta rearticuladora, compartida con diversos matices por la totalidad de los Centros que emergieron en los 80, fue la razón del trabajo de intervención y, en definitiva, la epistemología legitimadora de la acción. La educación popular en esos años no es anterior a la práctica política, es su instrumento.

Se desarrollan entonces las prácticas del análisis político coyuntural y de análisis estratégico sobre las perspectivas de los segmentos de movimientos sociales reconstituidos. Surge así la hipótesis del protagonismo popular, que veía planear la amenaza de la política de los partidos del centro político, que ejercerían mediaciones negociadoras con el orden establecido por la dictadura cívico militar.

Pero al interior de ambas apuestas – la rearticulación del movimiento popular pre existente, como la de desarrollar un protagonismo popular (que tienen lugar en un tiempo muy acotado 83-86) – subyacía un dilema de fondo respecto al carácter de la intervención misma: la relación interventor/a (intelectual, profesional de clase media) con los diversos segmentos del pueblo. Ello se enmarcaba en un espacio mayor de legitimación del trabajo social  que se desarrollaba.

En este contexto, las primeras opciones y definiciones estratégicas de ECO se orientaron a especializar sus apoyos en tres ámbitos de la práctica social: la Educación Popular, las Comunicaciones y la Teología de la Liberación.

Durante la década de los ochenta, estas orientaciones fueron especialmente productivas ya que permitieron organizar un Programa de Formación de Educadores Populares que apoyó procesos de intercambio, sistematización y teorización entre una vasta red de profesionales vinculados al mundo popular: trabajadores sociales de las Vicarías Zonales de la Iglesia Católica, personal de las primeras ONGs, dirigentes sociales de base, militantes de Partidos de base popular, agentes de pastoral y miembros de Comunidades Cristianas y activistas de Derechos Humanos. Sólo entre 1980 y 1983, más de trescientas personas recibieron apoyo y participaron en cursos y talleres de formación en Educación Popular. En los años siguientes, alrededor de unas mil personas participaron directamente en talleres de Historia del Movimiento Obrero en Chile, en Talleres de análisis de los Movimientos Sociales, en talleres de intercambio entre trabajadores sociales, etc. A través de estas diversas iniciativas, ECO contribuyó decisivamente a constituir la Educación Popular como un movimiento significativo en Chile durante los años de Dictadura.

En comunicaciones, a través de los talleres anuales que se iniciaron en 1982, se contribuyó a la formación de comunicadores de base, luego agrupad@s en la RED de Prensa Popular, que coordinó y estableció contacto, en distintos períodos, con un número aproximado de mil iniciativas de comunicación popular a lo largo del país. Paralelamente, una productora de video editaba, desde ECO, materiales de apoyo para la formación cultural y socio-política de diversos grupos de base.

En el ámbito de la Iglesia Popular, se acompañó teológicamente a diversas instancias oficiales de la Iglesia Católica, así como a la Coordinadora de Comunidades Cristianas Populares; se promovieron Encuentros de Laicos que reunían periódicamente a más de quinientas personas; se editó periódicamente una serie de documentos de trabajo que permitieron la difusión en Chile de importantes trabajos de la Teología Latinoamericana de los años ochenta.

Con el advenimiento de la democracia y el retiro gradual de los aportes de la Cooperación Internacional, ECO debió reducir sus equipos profesionales, adaptarse al estrecho campo de fondos nacionales para proyectos, así como limitar sus iniciativas al ámbito de la formación y la comunicación social para el desarrollo y democratización local, sin abandonar una reflexión más amplia sobre la realidad nacional.

A través de su historia, ECO ha acumulado una significativa experiencia en el conocimiento de la realidad popular urbana, tanto a través de la formación como de la investigación social; ha producido una diversidad de materiales educativos -audiovisuales y escritos-; ha especializado aportes y propuestas de trabajo en relación a la memoria y la identidad popular urbana, la comunicación social, en especial entre videistas y radialistas, la formación y el acompañamiento a iniciativas juveniles, así como la formación de dirigentes sociales y líderes comunitarios, capaces de interactuar con sus respectivos gobiernos locales, así como con diversas instancias de la sociedad civil y del Estado central.

A través de estos diversos instrumentos e iniciativas, ECO ha favorecido dos tipos de procesos, que pensamos, constituyen su aporte más específico a los movimientos populares de base y definen al mismo tiempo su identidad institucional. Se trata, por un lado, de iniciativas que han buscado  generar espacios de reflexión crítica de la acción colectiva popular, y por otro, del desarrollo de un tipo de profesional cuyas elaboraciones y desarrollo tienen como referencia principal las prácticas de trabajo social popular.