Las organizaciones campesinas y de pueblos originarios que nos articulamos en la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo y La Vía Campesina en Chile, deseamos compartir con otras organizaciones sociales y políticas, así como con la ciudadanía en general, algunas reflexiones que consideramos de suma importancia ante los acontecimientos de la última semana en Santiago y principalmente en la región Metropolitana.
Saludamos a todas y todos los que hoy se rebelan, ¡ya es hora que digamos no a tanta injusticia y abuso! Son muchos los pueblos del mundo que hoy expresan su descontento ante un capitalismo despiadado, nos llena de orgullo ser parte de las y los millones de chilenos que dicen ¡BASTA!
El descontento que se expresó primero en evasiones masivas y después en diversas movilizaciones y acciones callejeras es reflejo de un descontento profundo y generalizado ante los efectos de un modelo económico y político profundamente injusto, cruel y antidemocrático, que nos dice que debemos resignarnos a un futuro y una vida de explotación y carencias. No es sorpresa que los jóvenes sean los que más fuertemente hayan protestado, porque la situación que todos enfrentamos equivale para ellas y ellos a una condena de por vida.
Nos parece una vergüenza y una ofensa que el gobierno diga que solo «cumple con la ley». Nosotras/os decimos que la ley está hecha para favorecer a los poderosos y oprimirnos mas aún, y que ante la opresión tenemos el derecho a rebelarnos. El Estado de Emergencia es llevarnos nuevamente a tiempos de dictadura y, mas allá de dejar al desnudo el fracaso del gobierno, demuestra nuevamente que vivimos bajo una falsa democracia.
El gobierno, la derecha, el empresariado, muchos medios de comunicación y lamentablemente muchos políticos con hipocresía y desvergüenza, pues se supone que responden a intereses de los actores populares, quieren caracterizar la evasión y la demostraciones como «delito» y «desorden inaceptable». Piñera está entre los mayores evasores de impuestos del país; gran parte de la riqueza en Chile tiene su base en trato oscuros durante la dictadura y en abusos laborales inaceptables. Las empresas que manejan el Transantiago, las Isapres, las AFPs, el agua, la electricidad, las empresas mineras, las universidades privadas, tienen sus inmensas ganancias garantizadas por el Estado y evaden impuestos gracias a los privilegios que les otorgan los tratados de libre comercio. Los delitos de colusión y estafas financieras del empresariado se castigan de manera ridículamente liviana. En el campo estamos sin agua porque la autoridad no hace nada frente al abuso y el robo. Para nosotros y nosotras, ESOS y muchos otros son los los delitos.
Debemos trabajar por fortalecer las organizaciones populares y la conciencia política de todas y todos, Debemos convertir la rabia y el descontento en capacidad para luchar de manera constante y efectiva, para que nuestras movilizaciones no deriven en acciones que puedan ser calificadas de vandálicas. Si muchos jóvenes hoy explotan de manera violenta y se desbandan, es porque llevamos casi 50 años de despolitización y deslegitimación de la organización, haciendo así que el descontento no vaya acompañado de identidad de pueblo y conciencia de clase. Ya es hora de retomar las banderas de cambio profundo, de recuperar la capacidad de disidir de manera clara, de que los partidos y militantes de izquierda no olvidemos que ser de izquierda es luchar por una sociedad mejor, donde el pueblo y no el capital ejerza la soberanía.
Tenemos mucho trabajo por hacer. Nuestro llamado es avanzar por el camino de la organización, la conciencia política, la identidad popular y la unidad.
¡Desde los Territorios, Unidad, Lucha y Resistencia!
ANAMURI A. G – CONFEDERACIÓN RANQUIL – CONAPROCH – RAN F.G – ANMI