
Por Hugo Villela*.-
200 personas con daños oculares por efecto de los balines lanzados a la cara por las así llamadas “fuerzas del orden”. (cifra del INDH)
En los últimos 46 años, un grupo – la derecha y sus aliados de turno -, han atentado contra otro grupo de chilenos, – el pueblo – cambiando la biografía y el destino de sus vidas a personas y familias.
Ayer el asesinato, el saqueo del país, la tortura y la violación de todo tipo de derechos, imponiendo una constitución espuria.
Hoy, cuatro décadas después, una vez ya saqueado el país, -aunque nunca es suficiente – vuelven a reincidir en las violaciones sistemáticas de los derechos de las y los ciudadanos, como recurso de gobierno, pero esta vez con métodos “nuevos” dirigidos especialmente a la población juvenil que protesta.
Arrebatar la visión; disparar a los ojos con balines de goma, importados de quizás qué paraíso proveedor de armamentos represivos (hay una lista a consultar y sospechar).
Policías jóvenes disparan al rostro de personas jóvenes para dañarles para siempre la capacidad de ver.
Arrebatar la mirada.
Esa es la orden dada desde arriba. Luego, porque es muy humillante mandar a un joven a ser verdugo de otra u otro; los felicitan y los premian con alguna droga para el olvido.
Han cambiado el destino del dueño o dueña de los ojos. Han mutilado la vida, le dispararon también a una familia, partiendo por madres y padres, hermanas y hermanos y al grupo de pares que rodean a la víctima.
El arriba, un poder de presidir vacío, pusilánime, que hace gárgaras sin contenido. Que pretende fundar la gobernabilidad del país apoyado en todo tipo de agentes del estado. Unos en la represión cuerpo a cuerpo, otros en las acciones clandestinas que, apoyadas por los medios – conciten el miedo y el terror en la ciudadanía. Un tipo de terrorismo de estado para la gobernabilidad: incendios varios; barricadas con muebles y mercaderías saqueadas, caza de “culpables tipo” imputables; en fin, toda la galería de recursos de los ministerios del interior de todas las épocas, y todas las “culturas políticas”.Todo recubierto por el discurso oficial de la delincuencia y el vandalismo; en el entendido que el discurso de la delincuencia ejercido esporádicamente cubre al verdadero delincuente.
Así de gárgara en gárgara innocua, pasan los días y el desgaste de las personas reales.
Porque en el caso de carabineros, el desgaste…es el desgaste de servir al patrón desde 1973, cuando la junta de generales golpistas, puso de Ministro de Agricultura a un general de carabineros, el general Tucapel Vallejos Reginato. El Agro custodiado por un cuerpo armado con presencia a lo largo de Chile, podía dar garantías a los patrones que recuperaban sus tierras, y asegurar el orden patronal en medio de un campesinado saqueado y violado en su dignidad y sus derechos.
Es desde esa fecha de la Contra Reforma Agraria (1973 – 1976) que el Cuerpo de Carabineros pierde su papel de acompañar al pueblo, y se convierte en un organismo represor, que defiende los intereses de todo tipo de patrones, mientras la alta oficialidad conoce y aprende del disfrute de las prebendas del que otorga el poder y el dinero desarrollando una cultura de corrupción en el mundo de los negocios y sus actores, justificando las acciones con un “siempre se ha hecho así”.
Mientras tanto el general de turno, del cinismo oficial, de la respuesta ambigua, banaliza su responsabilidad y la de su personal subordinado. Tiene el respaldo político de su patrón y sus ministros,
En la escala del poder, todos comparten la vergüenza de mutilar a jóvenes que se expresan en una protesta social.
Mutiladores cuyas imágenes dan vuelta por el mundo, mostrando a Chile, este “oasis” que dejó de serlo. A este milagro de la economía y sociedad neoliberal levantada como ejemplo a seguir y que hoy se desvanece sumida bajo el peso de la vergüenza por el actuar inconsistente y superficial de sus conductores.
Pero ésta es la primera vuelta, porque la que viene – frente a los tribunales nacionales e internacionales – es una demanda de proporciones de familiares, amigas, amigos, compañeros y compañeras de trabajo, de estudio, de una sociedad entera que se levantará contra este crimen contra la humanidad.
Crimen contra la humanidad alegremente cometido por el presidente de la sonrisa fotográfica y las gárgaras comunicacionales, sumándose a ello, una cáfila de colaboradores y colaboradoras jóvenes que se inician en los avatares del poder espurio, perdiendo la inocencia y el idealismo de sus prístinos años.
Crimen contra la humanidad que reclama la presencia de un Estado como gestor del interés general de todas y todos, porque el estado gestor de intereses particulares, no es Estado, es una dictadura de un sector minoritario de la sociedad sobre una mayoría que disiente. Es la dictadura de una burguesía constitucional, y esto es lo que está en disolución.
Crimen contra la humanidad que clama justicia y reparación, por parte de un Estado que asegure en interés general, que se haga cargo por las vidas cortadas, por los daños y heridas inferidas, por los ojos vaciados y las miradas imposibles durante estas jornadas de legítima protesta social a lo largo del país.
Playa Ancha, 10 de noviembre 2019
*Sociólogo