¿Qué sucede amigo mío?

Imagen: Patricio Rivera Moya (ECO)

Hemos dichos basta… y echado andar”…

Por Hugo Villela.-

Que explotó el modelo económico y social neoliberal, con todas sus desigualdades, injusticias, explotaciones y saqueos de guante blanco.

Explotó la dictadura de la burguesía constitucional que sucedió a la dictadura cívico militar y que transformó identidades sociales.

Fue un largo proceso de acumulación de subjetividad violada. Desde 1986, cuando una elite política alineada con el análisis político del departamento de estado norteamericano, elaboraron una fórmula para salir de la dictadura cívico militar a través de una gran negociación.

Fue una elite de instituciones estatales, (los poderes del estado de derecho); y de partidos políticos agrupados en una autodenominada concertación de partidos por la democracia: Partido Demócrata Cristiano (de pasado golpista), Partido Socialista; Partido por la democracia; Partido radical (de pasado golpista); partido liberal.

Todos ellos transaron con la dictadura el mantenimiento del modelo económico neoliberal impuesto a sangre y fuego por un golpe de estado. Y el saqueo de las empresas del Estado con el pretexto de reducir el tamaño del Estado.

Se cumplía con el recetario del Fondo Monetario Internacional (FMI) para subordinar la economía al capital internacionalizado, operando un ajuste estructural bajo la presión de las armas.

Pero en estos días, todo este tramo de la historia reciente saltó en pedazos, explotó en llamas y las familias de la emergente clase media conocieron lo que es expresarse en una protesta callejera.

Primero fueron las hijas e hijos de las familias quienes llamaron a “evadir” el pago del pasaje del metro que había tenido su tercera alza en el año, afectando el presupuesto de las rutinas laborales cotidianas. Si bien el alza no afectó al estudiantado, sí a sus madres y padres y otros adultos de la familia.

Pero como la mesa familiar cuando se encuentra, es un lugar de conversación, y la esquina es otro lugar de conversación joven, además de la escuela, la conversación sobre la economía familiar en aprietos se intensificó, y el malestar cotidiano se profundizó como un pozo histórico, que es la memoria familiar de la experiencia de la explotación y el abuso, que es la otra cara de la historia empresarial chilena.

Y de la conversación familiar sobre el alza del pasaje del metro y su incidencia en el presupuesto cotidiano, otros abusos ingresaron a los circuitos de conversación e invocaron a la memoria acumulada como patrimonio de una clase, de un sector, de un segmento. Esta vez abusos estructurales institucionalizados:

– el sistema provisional de las AFP; y la ausencia de previsión social.

– el destino del grupo de las personas que envejecen dentro y fuera de las familias con pensiones miserables;

– la precariedad y crisis actual de la salud pública;

– la precarización de la educación pública;

– la privatización del agua y del acceso al agua; el remate de los ríos;

– el consiguiente endeudamiento extremo de las familias (clase media) que consiguen su movilidad social por el ingreso al endeudamiento que les ofrece el mercado, una trampa que se vuelve contra el presupuesto familiar

– la memoria del saqueo histórico ( dictadura civil y militar) de empresas y campos y el contraste con la acumulación de grandes fortunas en una elite sin vergüenza e inmoral desplegadas en el mundo del capital internacionalizado del gran lavado de dinero y de intenciones.

El discurso manipulador electorero sobre la familia y la clase media de un gobierno ajeno e ignorante de la subjetividad de la sociedad, se devela como un discurso vacío que se le vuelve en contra.

Saca los militares a la calle además de la represión de las así llamadas fuerzas del orden: los carabineros. La conducción política se vuelve errática y ofensiva. El gobierno identifica a la multitud que protesta con turba violenta y delincuencial. El gobierno, desde su estrado enajenado, no entiende nada de lo que está en el aire.

La crisis institucional que se venía arrastrando, adquiere la característica de un derrumbe. La credibilidad se convierte en pretensión inicua. La representatividad de los partidos políticos se reduce en los sondeos. La imagen de no pocos políticos llega a ser la de eternos gana panes bien pagados con sueldos y prebendas que multiplican los ingresos de los sueldos mínimos y medianos con los que vive la mayoría de la población económicamente activa. La pasiva tiene el destino de pasarlo mal todos los días.

Cierro con una cita de Diego Ancalao Gavilán:

“ Me refiero a esos hipócritas que hablan del pueblo y la pobreza, cuando en realidad han sido ellos los que han producido la pobreza generalizada que hoy tenemos y esta infraestructura del Estado de derecho que la han transformado en una fábrica de desigualdad Y cuando hablo de pobreza, incluyo a esa amplia “clase media”, que vive en la fragilidad más absoluta.

Para ellos, es fácil hablarles a los pobres o verbalizar contra la discriminación, desde una estrategia espuria, aunque bien pensada, que los mantenga en su posición. Los vientos siempre les son favorables. Esa es la estabilidad que ha permitido el saqueo del país. No señoras y señores ya basta de mentir y robarle al pueblo.

La estabilidad política, se basaba en una estrategia inmoral que permitió la Ley de Pesca, las AFP, la deuda del impuesto territorial de las empresas forestales, la privatización del agua a la medida de los empresarios y en contra de la ciudadanía.

Esta estabilidad es la que tiene a Chile capturado entre la dicotomía de la extrema pobreza y la extrema riqueza. Mientras no se enfrenten y resuelvan los problemas más agudos que existen y se haga justicia, difícilmente habrá la paz social que necesitamos”

¿ Y los saqueos?

Al cerrar estas páginas suenan aún las cacerolas de la vecindad, los vecinos y vecinas convocadas en un “cacerolazo” de protesta. Los más viejos recordarán que el cacerolazo fue un modo de protestar de las mujeres de la derecha y la democracia cristiana contra el gobierno de Salvador Allende. Golpeaban las cacerolas al grito estridente que decía: “La izquierda unida nos tiene sin comida”

Pero no se puede cerrar estas páginas sin dejar en pie una interrogante que circula y que se agranda con el paso de los días:

¿Cómo interpretar los saqueos e incendios provocados de grandes tiendas, farmacias, retails y demás lugares del mercado modernizado?

Hay varias respuestas que todas apuntan a segundas intenciones:

– primero fue “el lumpen” aquel segmento más precario de la sociedad que hace del robo y el asalto de la propiedad ajena un modo de vida y sobrevivencia.

-Se le agrega el narco

– Luego vecinos necesitados que ven en el saqueo una oportunidad de mejorar su situación comercializando también lo robado.

Pero aparecen video de militares facilitando asaltos, llevando su parte en automóviles apostados. Igualmente otros miembros de cuerpos de seguridad. Incitación al saqueo , el incendio, la destrucción. Una pregunta lateral es por los seguros.

– Y, junto a este último bloque de actores estaría la extrema derecha que tiene su nombre…con asesoría y financiamiento desde Brasil.

Denso este paquete de preguntas que circula, esperamos los próximos días en busca de una salida política que no aparece …en el paso de las horas.

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